miércoles, 19 de octubre de 2011

PROYECTO DE ESCRITOR

BIBLIOGRAFÍA NEGRO SOBRE BLANCO


















En una ocasión, le preguntaron a Hemingway qué consejo le daría a un escritor principiante y él respondió: Digamos que debería ahorcarse, porque escribir bien es intolerablemente difícil.

No recomendamos llegar a las medidas desesperadas propuestas por el autor de Por quién doblan las campanas pero es cierto que esta cita muestra lo complicado de esta tarea que, a bote pronto, muchos consideran banal o extremadamente sencilla. Curiosamente, estos últimos son aquellos que nunca se han enfrentado a una página en blanco, a ese escalofrío que recorre el cuerpo del escritor ante ese níveo universo de potencialidad infinita. Superado ese miedo y una vez que se ha comenzado a trenzar palabras y frases con mayor o menor tino, comienza un arduo trabajo de búsqueda, corrección y reescritura. Flaubert, que invirtió más de cuatro años y medio de su vida en escribir Madame Bovary cuenta en sus cartas los quebraderos de cabeza que le produjo su gran obra y cómo luchaba cada día para encontrar la palabra justa” y alguna musa tachando y reescribiendo, vagando por la casa mientras probaba suerte en todos los muebles (les recomendamos la edición de bolsillo de Alianza Editorial que incluye las cartas y prólogo de Vargas Llosa). Afortunadamente, las dificultades son superadas con creces por el placer que experimentan los espíritus creativos en dejar negro sobre blanco historias de todo tipo, brindando a los lectores una satisfacción aún mayor.

El escritor ¿nace o se hace? Autodidactas hay y muchos, pero autores por ciencia infusa, ninguno. Los grandes escritores siempre son grandes –voraces, empedernidos incluso– lectores. Leen por puro placer pero lo hacen buscando ‘las costuras’ de esa obra que admiran y tienen entre manos, maravillándose por el lenguaje y la estructura, pero también pensando: ¿Cómo lo ha hecho? Si ustedes quieren dedicarse a juntar letras, lo primero que deben hacer es leer. Mucho. Y más. Y aún más. También les servirán de mucho los talleres de escritura.


Autores como Carver, Don DeLillo, Amy Hempel o Richard Ford, por ejemplo y no son los únicos, asistieron a ellos y compartieron a un gran profesor: Gordon Lish. Pero también son sumamente útiles algunos libros de y para escritores. Edith Wharton, la primera mujer en lograr un Pulitzer, es la autora de Escribir Ficción (Ed. Páginas de Espuma), una deliciosa colección de ensayos en la que la autora de La edad de la inocencia habla sobre el proceso de escritura del cuento y la novela, con humildad y sin tecnicismos, mostrando su experiencia propia y su admiración por los grandes. En la misma editorial, se encuentra editado Después apareció una nave. Manual para nuevos cuentistas de Guillermo Samperio, más formal en cuanto a lo pedagógico que el anterior pero igualmente ameno y salpicado de experiencia propia y de la de muchos de los grandes del relato breve a los que utiliza como ejemplo. Y si de grandes cuentistas hablamos, Harold Bloom –al que, en vez de la fuerza, siempre acompaña la polémica– en su libro Cuentos y cuentistas hace un recorrido por una selección de autores de referencia en este campo: de Andersen a Carver, pasando por Kafka, Chéjov, Borges o Cortázar.Alba es otra de las editoriales que más ha trabajado en este campo de formar escritores.

En sus colecciones las Guías del Escritor y Talleres se recogen algunos títulos muy útiles en este sentido como Taller de Escritura de Silvia Adela Kohan, un texto breve y práctico con notas básicas para aquellos que dan sus primeros pasos o La trama del cuento y la novela para los que ya tienen ciertas nociones en el terreno. Hay muchos más sobre el conflicto, el estilo, la creación de personajes…. Buceen en su catálogo hasta que encuentren aquel que más se ajuste a sus necesidades. Curioso y muy, muy divertido es Cómo NO escribir una novela (Seix Barral) que firman Howard Mittelmark y Sandra Newman, en el que con ejemplos clarísimos y a la vez disparatados se muestra cuales son los fallos recurrentes en las novelas y da claves para tratar de evitarlos. Pero no todo es cuento y novela.

La escritura puede tomar formas diversas y también hay bibliografía, más reducida eso sí, para ello. Escribir Teatro de Agapito Martínez (Alba) es uno de los escasos manuales que existen para los aprendices de Shakespeare en el que se muestran, paso a paso, las claves para escribir un texto destinado a las tablas. Quizá más técnico que otros pero muy accesible para todos los públicos.

Y claro heredero del teatro es el guión. La ‘biblia’ de los guionistas de cine –y también de televisión– es un inconfundible volumen naranja titulado El Guión (Alba) de Robert McKee un manual imprescindible para aquellos que se vean seducidos por el audiovisual. Una de las últimas novedades en este campo y la misma editorial es Cómo escribir una serie dramática de televisión de Pamela Douglas una fabulosa alternativa para aquellos que se quieran postular como los nuevos guionistas de House, CSI (sin duda necesitan savia nueva), Dowton Abbey (de lo mejorcito de los últimos tiempos) o de El Barco, Hispania, o Los quien (Sí, vale, éstas sí que necesitan guionistas). Ya sea guión, teatro, novela o relato lo que aspiran a escribir, no hay que olvidar las herramientas básicas que muchas veces damos por sabidas y no lo son. El Diccionario de la RAE está online y hay preciosas ediciones que nos sacarán de más de un apuro y nos permitirán utilizar los términos con acierto, lo mismo que la Gramática o la Ortografía aunque estas no son aptas para todos los bolsillos y su manejo no es siempre sencillo.

Una magnífica alternativa son las guías prácticas como la que recientemente ha publicado Espasa junto al Instituto Cervantes titulada, obviamente Guía práctica de escritura y redacción. Un texto breve, práctico y muy sencillo que con ejemplos actuales nos sacará de muchas dudas respecto a temas muy básicos que demasiadas veces damos por sabidos y no lo son. Para completar, en esta misma colección también se encuentra la Guía del Español Correcto y la Ortografía y la Gramática Práctica.

No tengan miedo a la página en blanco, atrévanse, déjense llevar por la imaginación y escriban historias porque para ser escritor, sólo es necesaria una cosa: escribir.

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